jueves, 5 de diciembre de 2013

# cuento de navidad # Las Luces de Navidad

Las Luces de Navidad

-¡Ya casi es el día chicos! ¡Ya casi llega la fiesta mas especia! ¡Ya  queda poco para Navidad!- Para Amelia, esta Navidad va a ser más importante que las demás, porque en Nochebuena será ella quién ponga la estrella en lo más alto del árbol de Navidad que hay en la plaza del pueblo. ¡Y es una responsabilidad enorme! Porque  cuando Amelia coloque la estrella, todas las luces de la plaza y del árbol se encenderán a la vez, para celebrar la fiesta más increíble de todas. Las luces, también guiarán a los tres reyes Magos para que vengan aquí, y así ningún niño del pueblo se quede sin el regalo que pidió en su carta.
 
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Una mañana, Amelia y sus amigos caminan  juntos a  la plaza para ver los adornos que pondrán este año; pero al llegar allí los niños descubren algo terrible y es que…¡No hay nada preparado! No hay guirnaldas, ni bolas, ni luces en ningún lugar. Todo esta como siempre, como si la Navidad no estuviera a punto de llegar.


-¿Donde están los adornos?- pregunta Amelia al alcalde del pueblo.
-No lo se niña, ¡los adornos han desaparecido!- responde el alcalde muy preocupado.
- Los hemos buscado por todas partes: En los huecos de los árboles, debajo de las macetas,  en las casas de los vecinos, hasta hemos mirado dentro de los pasteles del señor Antonio; pero no los hemos encontrado.- dice el alcalde, relamiéndose los dedos llenos de pastel de chocolate.

Los días pasan, La Navidad se acerca y los adornos siguen sin aparecer. Todos están muy preocupados y desanimados. Algunos vecinos están tan tristes que ya han dicho que no van a celebrar la Navidad.

Pero Amelia no esta dispuesta a rendirse. En Nochebuena, cuando todos están dormidos, la pequeña niña se escapa de casa para adentrarse sola en el parque y preguntarles a las hadas sobre la desaparición de las luces de Navidad.
 
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Las hadas no están seguras; pero le cuentan a Amelia que un día vieron al Duende Mico comportarse de una manera muy extraña y que llevaba a todas partes una bolsa muy grande.

Mico es un duende travieso y malhumorado al que no le gusta ni la Navidad, ni los regalos, siempre esta haciendo trastadas a los vecinos y rompiendo los juguetes de los niños.

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Amelia va a buscar al malvado duende a su escondrijo y le pregunta que ha hecho con los adornos del árbol:

-Salté sobre ellos y todos los rompí, jijijijijiji.- dice canturreando el duende malvado.
-¿Y porque lo hiciste?- pregunta Amelia muy triste
-Porque no me gusta nada la Navidad. En Navidad sólo se come sin parar y los niños fingen ser buenos para que los reyes magos les traigan algo el seis de Enero.
- ¡Eso no es verdad!- exclama Amelia enfadada. La Navidad es mucho más: Es Alegría, Buenos deseos y Amistad. Es jugar en la nieve con mi hermano y darles a mis Papás muchos besos y abrazos.
-¿si? ¿Y que más es la Navidad?- pregunta el duende con mucha curiosidad.
- Es comer mucho turrón y mantecados, correr detrás de la cabalgata de los tres reyes magos y es la sonrisa de un niño antes de abrir su regalo- responde Amelia.
-¡Vaya, la Navidad parece algo maravilloso!, Ahora me da mucha pena haberlo roto todo- dice el duende con los ojos llorosos.
-Bueno, entonces tienes que ayudarme a volver a iluminar la plaza del pueblo, para que todos vuelvan a estar contentos.- dice la niña con una dulce sonrisa.

Amelia y el duende Mico van a la plaza. Como no tienen bolas de Navidad, usan los pasteles del señor Antonio y los ponen en  el árbol como si fueran adornos.

-¿Y que hacemos con las luces?- pregunta el duende Mico.
- Eso no será un problema- responde la niña. Amelia, lanza un silbido y en ese momento todas las hadas del parque aparecen en la plaza. Las hadas, vuelan alrededor del árbol haciendo un remolido desde arriba hasta abajo, echando polvo de hadas sobre las hojas. Este polvo de hadas empieza a brillar y así devuelven las luces al árbol de Navidad.

Las luces brillan tanto, que despierta a todos los vecinos del pueblo. Estos, llenos de curiosidad se ponen sus zapatillas de casa y se van a la plaza para descubrir que pasa.

Una vez todos reunidos, el alcalde le entrega a Amelia una estrella echa de cartulina, que los niños de su colegio habían pintado con cera amarilla.

Amelia, con mucho cuidado, sube hasta lo más alto y coloca la estrella de Navidad en la copa del árbol. Ahora todo el mundo aplaude emocionado, porque la Navidad al fin ha llegado.
 
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Los niños del pueblo sonríen muy contentos. Y aunque las luces comienzan a desaparecer, los niños siguen felices, jugando alrededor del árbol de Navidad.

-No necesitamos más luz – dice el alcalde al duende Mico. – Las sonrisas de estos niños son tan hermosas y radiantes como una estrella fugaz. Sus sonrisas, iluminan nuestros corazones en un día tan especial. Las sonrisas de los niños, son en realidad, las luces de Navidad más brillantes que podamos desear.

FIN



Rocío Cumplido González



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NOTA: ESTE CUENTO SE HA POBLICADO EN EL NÚMERO DE NAVIDAD DE REVISTA BULEVAR

2 comentarios:

  1. Que cuento más encantador y mágico, ya te extrañaba mi querida hada, debo confesar que yo soy un poco como el duende Mico jejeje pero quizá me has hecho cambiar de opinión jejeje, muy bello cuento!!! lo he disfrutado mucho! xoxo feliz

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  2. Gracias eliz tu siempre tan buena conmigo, yo tambien estraño escribir, estos meses he estado muy liada. Intento escribr un poco los findes.

    bss cielos y gracias de nuevo por tu coment

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